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Te voy a recomendar una película.

Posted in Cine with tags , , , , , , on noviembre 22, 2007 by ecamcito

Mientras nieva sobre los cedros

 

Título original: Snow Falling on Cedars. Año de producción: 1999.

Duración: 123 minutos.

 

Director: Scott Hicks. Producción: Ronald Bass, Kathleen Kennedy, Frank Marshall, Harry J. Ufland. Guión: Ronald Bass y Scott Hicks, basado en la novela de David Guterson. Música: James Newton Howard. Fotografía: Robert Richardson. Montaje: Hank Corwin. Diseño de producción: Jeannine Oppewall. Dirección artística: Doug Biggdin.

 

Reparto:

Ethan Hawke (Ishmael Chambers), Youki Kudoh (Hatsue Imada Miyamoto), Rick Yune (Kazuo Miyamoto), Max Von Sydow (Nels Gudmundsson), James Rebhorn (Alvin Hooks), James Cromwell (Juez Fielding), Sam Shepard (Arthur Chambers), Reeve Carney (Joven Ishmael), Anne Suzuki (Joven Hatsue), Richard Jenkins (Sheriff Art Moran), Eric Thal (Carl Heine, Jr.)

 

Premios y nominaciones: Nominada en el año 2000 a la Mejor Fotografía en la edición de los Oscar y en la de la Asociación Norteamericana de Directores de Fotografía. Ganadora en la misma categoría en los premios de las Asociaciones de Críticos de Chicago, Dallas-Fort Worth, Florida y Las Vegas. Nominada a los Golden Satellite Awards al Mejor Director, Película (Drama), Fotografía, Música y Actriz (Youki Kudoh). Ganadora del Young Artist Award al Mejor Actor Joven (Reeve Carney). Nominada a la Mejor Actriz Joven en los Young Star Awards (Anne Suzuki)

Argumento:

Un pescador aparece ahogado en un pueblecito costero del Condado de San Pedro, en el noroeste de Estados Unidos. Presenta una herida contundente en la cabeza, por lo que se sospecha que puede haber sido asesinado.

En el ambiente desconfiado y racista de los años cincuenta, con la Segunda Guerra Mundial aún demasiado reciente, las sospechas recaen en la comunidad de origen japonés, y concretamente en Kazuo Miyamoto (Rick Yune), dado que existían motivos de enemistad con la familia del fallecido.

En el transcurso del juicio, saldrán a la luz las motivaciones de una pequeña comunidad sumida en los prejuicios y la intolerancia mutuos, con consecuencias trágicas y dolorosas para sus habitantes. En especial, despertará un torbellino de recuerdos en Ishmael Chambers (Ethan Hawke), reportero local, y en Hatsue Imada (Youki Kudoh), la esposa del acusado. Ambos vivieron su primer amor entre los bosques de cedros.

 

Sobre la película:

Una excelente película que parte de un argumento muy simple y utiliza un subgénero, el del melodrama judicial, que a priori podría limitar las posibilidades dramáticas de la historia. De hecho, la trama judicial es una mera excusa para presentar los conflictos sociales y emocionales que definen sus tramas con una impresionante belleza formal. Mientras nieva sobre los cedros no muestra un juicio más en el que simplemente deba esclarecerse la verdad sobre unos hechos. Como dice el abogado Nels Gudmundsson (Max von Sydow) en su alegato, patético y conmovedor: “Quizás crean que éste es un juicio modesto celebrado en un modesto lugar. Pues… No es así. De vez en cuando, en algún lugar del mundo, la humanidad es sometida a juicio. Y la integridad. Y la decencia. Y también, de vez en cuando, ciudadanos corrientes como ustedes, señoras y caballeros, son llamados para intentar evaluar a la especie humana”.

Scott Hicks, con el apoyo de una banda sonora, una fotografía y un montaje más que brillantes, orquesta una sucesión implacable de impactos emocionales; ecos poéticos del pasado en el presente, y también de los elementos naturales en la historia y en los personajes.

El agua rodea a los dos jóvenes protagonistas, que beben uno del otro en su primer encuentro bajo el cedro; escapa a borbotones de la cantimplora que el joven soldado alemán agonizante intenta alcanzar y que Kazuo confunde con un arma; pero también representa un elemento de muerte y amenaza: la niebla que rodea el barco de Carl, el mar que acaba con la vida del pescador, la mutilación de Ishmael durante el desembarco…-. Y la nieve que cubre por completo el mismo paisaje del pasado, sepultándolo definitivamente para quedar vivo sólo en los recuerdos.

Los cedros enmarcan y acogen el amor de Ishmael y Hatsue, pero posteriormente sus troncos cercenados sobre el río son escenario del fin de su historia.

Los peces, en un pueblo de pescadores, se asocian mediante el montaje a los cadáveres humanos, cuerpos como el de Carl, que es “pescado” con sus propias redes; o como los de los soldados que caen en el desembarco igual que peces muertos arrastrados a la playa.

Mutilado física y emocionalmente, Ishmael es un mero testigo del presente y del pasado. Se encuentra siempre empequeñecido por la memoria del padre muerto. Arthur Chambers (Sam Shepard) fue un hombre íntegro que se ganó la enemistad de sus vecinos blancos al denunciar públicamente las injusticias del gobierno hacia los ciudadanos de origen japonés que eran encerrados en campos de concentración, y lo hace a través de su pequeño periódico, a costa de su propia seguridad y de la ruina de su familia. Por otro lado, Ishmael se debate también con su propia cobardía y su rencor hacia los japoneses como extensión de su amargura hacia Hatsue. Todo ello se muestra en la película a través de barreras –las vallas tras las que espía a la joven; la barandilla desde la que sigue el juicio-; barreras detrás de las que se refugia en su función de observador para escudarse ante el pasado.

La ironía de la película a la hora de abordar el conflicto social nos lleva a la conclusión de que habla no sólo de incomprensión y extrañeza entre culturas, sino también de puro racismo. A ello apela el fiscal al señalar a Kazuo –“No tienen más que mirar a sus ojos para ver que es culpable”-. A pesar de que San Pedro es una comunidad en la que conviven gentes procedentes de diversos países -curiosamente, los Heine son de origen alemán, país también enemigo en la reciente guerra-, nada provoca en sus ciudadanos una sensación de diferencia y rechazo, una idea de unos “otros” tan ajenos y distintos como los japoneses.

Dramas sociales y dramas emocionales, entremezclados en un excelente puzzle visual con un ritmo pausado pero en continua progresión, con un montaje poético que crea nuevos significados a través del choque y la asociación de imágenes y sonidos. Todo ello, sin alardes gratuitos: el dominio del ritmo y el material dramático quedan demostrados cuando Hicks decide centrar toda nuestra atención en el antes mencionado alegato de Max von Sydow rodándolo en un primerísimo plano de tres minutos y medio de duración.

Curiosamente, Mientras nieva sobre los cedros no obtuvo demasiado reconocimiento de crítica ni de público. Tal vez sea por la baja intensidad de la trama judicial. Pero eso se compensa ampliamente por una intensidad lírica y dramática, por una potencia visual y sonora, que la habrían hecho merecedora de una atención mucho mayor.